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  • 18 enero, 2022

Detalles del momento: la educación llave del futuro


Por: Moisés Absalón Pastora

Es fundamental que confiramos el valor y la trascendencia que cada cosa tiene cuando proyectamos desde el presente nuestro futuro sin dejar de conferir al pasado las lecciones que de los errores y de los aciertos tuvimos.

No obstante, independientemente de los tiempos, pasado, presente o futuro, lo que siempre es y será fuente de éxito o fracaso es lo que cada persona desde su propio interior sea capaz de dar si lo tiene o de deber en el caso que no.

Hay quienes confieren al dinero un valor absoluto y que por tenerlo creen que lo pueden comprar todo, pero eso no es cierto porque puedes comprar medicina sí, pero no necesariamente salud, puedes comprar sexo todos los días, pero no amor, puedes comprar una mansión, pero no un hogar, puedes comprar amigos, pero no una familia, puedes tener todo, pero no por ello paz ni educación.Vivimos un mundo indudablemente acelerado, vertiginoso y lleno de circunstancias tan variables, sobre todo cargadas de tanta violencia y amenazas, que muchas veces nos empuja a enconcharnos, a reducirnos en nuestro propio interior y cuando salimos al exterior donde millones de ojos y jueces nos califican entonces, como si se tratase de un mecanismo de auto defensa, nos comportamos huraños, tímidos, recelosos o asumimos cualquier otra actitud que generalmente contrasta con la falta de educación.

La educación describe a las personas destacadas por un comportamiento integral, reflejado en su actitud, en su proceder y en los comentarios que hacen y cómo los hacen y esto no tiene nada que ver con lo que aprende en la escuela es lo que nuestra existencia como ser humano, como si se tratase de una esponja recoge del mundo que habitamos y créanme que esa educación de la que hablo es mucho más importante que cualquier otra área porque es la base fundamental para alcanzar sitiales que son el piso de todo crecimiento, es decir donde se colocan los pilares de la edificación sólida que crecerá desde ellos.

La educación y los buenos modales son un espejo de nuestro patrimonio interior, de nuestros valores como personas y no de nuestra apariencia y bienes materiales. Yo conozco a gente que se ufana de tener diplomas, trofeos, placas, pergaminos y medallas colgadas en sus paredes y las exhiben lógicamente con mucho orgullo y tiene tantos reconocimientos que si después de exhibirlos, los quitan, se les cae la casa porque de tanto que clavaron para poner los galardones las debilitaron y saben qué, a pesar de esa galería de preseas, que puede ser bien merecida, ninguna de ellas fue capaz de hacerlos gentes o ser una persona educada y menos un ser humano.

Esos mismos individuos que se vanaglorian por ser reconocidos, porque los conceptúen como grandes cerebros en el campo intelectual o cualquier otro, empujados por las conquistas colgadas en las paredes de sus casas, salen a sus actividades y a sus actos protocolarios impecablemente vestidos, de saco y corbata, bien olorosos, muy sonrientes y hasta caminando raro para que los perciban de una manera que en realidad nada tenga que ver con lo que realmente son.

Para estos tipos hay un refrán que reza; “Candil de la calle y oscuridad de su casa” porque son como esos sepulcros blanqueados, nítidos por fuera, pero podridos y muertos por dentro. En nuestras familias, en la empresa, entre los compañeros de trabajo, en la iglesia, en todas partes vemos a individuos que calzan bien con esta descripción y cuando uno los llega a conocer como lo que verdaderamente son, porque lo constatamos, porque en los círculos más estrechos de convivencia, salieron del closet, para mostrar su verdadero rostro, la impresión que queda es la de un total desencanto porque nos topamos con un hipócrita, con un farsante, cuya supuesta educación era una gran mentira y es cuando pasan a habitar el mundo de los ordinarios.

La educación no puede ser impostada porque está más allá del nivel económico o de la posición social de una persona. Esta puede tener un habitad muy favorable, puede tener muchas posibilidades en el entorno donde se desenvuelve para que lo observen como alguien con buenos modales y con mucha educación, pero no es eso lo que te hace educado porque serlo no es una imagen, es una actitud.

La apariencia, la ropa costosa, la ostentación de lujos y comodidades nada tienen que ver con lo educado si se actúa de modo incorrecto, sin ética ni principios, sin consideración ni respeto por los demás. La persona educada no es la persona refinada que solamente sabe cómo utilizar varios cubiertos y copas en una mesa protocolar, sino la que se comporta en forma decente en todo momento, frente a cualquiera, en cualquier lugar y ante quien tenga por adelante. Es alguien que sabe sonreír, respetar, saludar, escuchar, controlar sus palabras y sus emociones en toda situación sin herir a los demás.

Alguien educado cuida sus palabras pues sabe que una vez disparadas no tienen retorno como aquellas que salieron del albañal de Juancho Chamorro, recuerdan, que creyó que por tener apellido tenía educación y además derecho a humillar a un vende helado que con toda dignidad se la devolvió y en grande. Las palabras pueden consolar, agradar, contener, dar alegría, contagiar entusiasmo, pero también son armas filosas que pueden hacer mucho daño una vez pronunciadas porque hay tratos verbales que no se van con el viento.

Un ser humano educado lo es en todo momento, ya que no se puede ser educado sólo según la conveniencia o solo según el entorno. Ser educado es una responsabilidad frente a los demás, ya que sirve de ejemplo para otros que te observan y de ahí aquella máxima de vida: “Compórtate en tu casa como si estuvieses en un palacio, para que cuando te encuentres en un palacio, puedas comportarte como en tu casa”.

Nuestra sociedad crecería más si todos los días nos propusiéramos ser más educados. Es importantísimo el preescolar, la primaria, la secundaria, la universidad y todo lo que tenga que ver con lo que nos prepara para la vida, pero la principal esencia de la educación está en el hogar, está en el lugar específico donde vivimos, donde crecemos, donde está la relación directa con nuestros padres o nuestros tutores, eso lo que nos preparará conscientemente para todo lo que nos viene si lo que deseamos es el éxito personal y también el éxito de los demás porque algo que debemos aprender también como una regla básica de educación es que si los demás están bien en lo personal tendré más garantía de estarlo también yo y con estabilidad sostenida.

La mala educación se debe en realidad a la “falta” de educación, de respeto y civismo donde no solo los niños y adolescentes la padecen sino también nosotros los adultos que sudamos malos modales y comportamientos poco éticos.

La mala educación y la falta de modales no tienen edad. No es cuestión de niños ni de adolescentes, transitando por esa etapa a menudo reaccionaria y problemática. En nuestro día a día podemos ver reacciones inapropiadas y comportamientos poco éticos en personas con experiencia, en hombres y mujeres que, con sus malos hábitos, hacen muy complicada la vida de todos. Hablo de profesionales de la fe que te bendicen el odio y te lanzan a la muerte; de empresarios que destruyen la economía; de políticos que actúan como terroristas; de estudiantes que son delincuentes; de “perseguidos políticos” que son asesinos de mujeres; de “libertadores” que torturaban en los tranques; de nicas que venden a su patria; de nacionales que piden sanciones contra el pueblo; de periodistas que son pregoneros de la fatalidad y de oposicionistas que no se soportan ni entre ellos mismos y que quieren hundir al país junto con ellos.

Cuando la mala educación se toma nuestros escenarios sociales, laborales, políticos y hasta culturales, siempre terminamos preguntando por qué sucede, por qué ocurre y entonces decimos que la educación en los centros escolares es deficitaria, pero para rematar acentuamos que es la educación pública cuando la verdad es que las criaturitas estas en los colegios privados de alto tupé es la peor de toda la comunidad educativa porque generalmente ahí están los hijitos de papa, los consentidos, que arman cualquier escándalo o cualquier bochinche en cualquier parte, y si acaso les quitan, las llaves del carro por un día por portarse mal resulta que es demasiado extremo.

Sobre el tema puedo sobre abundar en el enfoque porque hay tanta mala educación en nuestro entorno que las buenas gentes pueden ser hasta mal percibidas tratando de ser educadas porque la buena educación es una especie en extinción. Por ejemplo, la cortesía es tan escasa y tan poco frecuente que algunos ignorantes llegan a creer que es coqueteo; vemos a un anciano que atraviesa la calle arrastrando los pies y lo insultamos porque por no poder ir más rápido nos hace llegar tarde al fieston que vamos.

Llegamos al centro de trabajo y no somos dignos ni de decir buenos días, que no cuesta nada; vas en el bus y no le das el asiento a la embarazada; llegas a la iglesia a ver y criticar a fulano o zutano y te duermes y roncas a la hora del sermón o la prédica; prestas dinero, pero no pagas; te comprometiste a hacer un trabajo por el que te pagaron por adelantado y descaradamente te robaste los riales del cliente y por encima de eso el delincuente se molesta por el reclamo; ensuciaste, limpia; enciendes, apaga; quieres que te vean bondadoso entonces sé bondadoso, no actúes serlo; estas en una cena familiar o en una reunión, conservando con alguien, deja en paz el celular; quieres que te atiendan bien sabe pedir las cosas y de igual manera aquel que está para atender a la gente que lo haga con amabilidad; no hables con la boca llena; te comprometiste con algo o alguien cumplí; di no puedo desde el comienzo sino tienes capacidad de dar lo que ofreciste porque como decía alguien por ahí es mejor pálido ahorita que colorado después; te hicieron un favor agradece, es elemental; no hables a espaldas de nadie, no seas hipócrita y ten seguro que serás gente.

Al final la máxima de la buena educación la encontrarás cuando respetes porque entonces serás respetado y si te faltan al respeto ignóralos porque lo peor que puedes hacer es descender al nivel involutivo del necio. Cuando entendamos eso y lo apliquemos todos terminaremos comprendiendo cómo es que los países pequeños se convirtieron en naciones desarrolladas, económicamente sólidas y en súper potencias.

Hay naciones que son mucho más pequeñas que ésta nuestra tierra bendita y no tienen ni siquiera el uno por ciento de nuestras riquezas naturales y son inmensamente grandes en sus políticas de beneficios sociales para sus ciudadanos. Lo lograron siendo educados, siendo humildes, siendo fundamentalmente gentes.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA

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