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  • 4 septiembre, 2023

Mes del Patriotismo


A la memoria de Ayax Delgado

Edwin Sánchez

I

Quizás septiembre sea la biografía colectiva del nicaragüense.

El doctor Carlos Cuadra Pasos lo llamó Mes del Patriotismo.

Un mes rebasado de capítulos gloriosos, mas también de sucesos dolorosos.

Alegrías y lutos.

Con el Predicador, diríamos, tiempo de festejos y también de lágrimas y sangre.

Septiembre de encuentros y desencuentros.

Sin embargo, es un Himno hecho mes para toda la Historia.

Tiempo de marchas.

De ir adelante.

Mes sin retroceso.

Como la vida, que no es rectilínea…

Septiembre no es un trazo uniforme de glorias ni un trozo cualquiera de Historia, sino líneas, curvas, bajadas, subidas, vueltas…

Pero es un viaje sin regreso.

Durante casi 200 años, las oligarquías en el poder con sus guachimanes de turno engavetaron la Independencia.

Se empecinaron en el subdesarrollo en vez del Desarrollo.

Destruyeron el Porvenir.

Y se encargaron laboriosamente de cercenar hasta donde pudieron, el Mapa Original de Nicaragua. Solamente Guanacaste y Nicoya significaron la pérdida de 13 mil kilómetros cuadrados, un territorio más grande que Puerto Rico, Trinidad y Tobago, y otras majestuosas islas del Caribe juntas.

Las prosapias y sus sobrados hijos de casa hicieron de Nicaragua el país más trágico de Centroamérica.

País-Calvario de estaciones inacabables para el pobre, donde los Cirenes que surgían para cargarle la cruz eran desterrados o asesinados.

Y los que intentaron bajar del pedestal el Acta del 15 de Septiembre de 1821, para volverlo un Acto de la vida real, fueron perseguidos, infamados, encarcelados y odiados hasta la muerte.

Un odio tan abominable como el que volvieron a exhibir, al servicio del espíritu de Byron Cole, en 2018.

Sin embargo, los tayacanes persistieron.

Hombres y mujeres enteros de decoro, tanto ayer como los estoicos de hoy, constituidos del mero acero del acervo heroico de Septiembre.

 

II

El 12 de septiembre 1502, Cristóbal Colón ve el Caribe de lo que sería nuestra Patria.

Observa sorprendido las comunidades de Nicaragua.

Las primeras de tierra firme que serán las últimas, desde el siglo XVI hasta ya entrada la inaugural década del siglo XXI.

La tierra y su gente avistada es la que las oligarquías desovadas por España en León y Granada, perderían de vista para la eternidad, si es que no llega el septiembre de las libertades que llevan las almas superiores de empatía y solidaridad: los mejores nicaragüenses. Esos que componen los años que saldrían torcidos, virecos y retorcidos si se dejara el timón de Nicaragua a la deriva de individuos habitados por el oportunismo a granel, la ambición descomunal y el odio disciplinado al pueblo. Las tres únicas acepciones que aceptan del poder.

Bajar el Poder a la población, para los nacidos en cuna de encajes es “populismo”, “clientelismo”, “tragedia pues”.

Sí, lo mejor de septiembre se verá en los únicos capaces de poner no solo las iniciales piedras contra el aislamiento, el atraso y la incuria, el miserable legado de todos los gobiernos —a excepción de la Revolución Liberal del General José Santos Zelaya—, sino el edificio completo de la integración nacional.

 

Desde el siglo XIX, unos 47 Jefes de Estado, Supremos Directores, juntas de gobierno chachaguas, triunviratos, presidentes y vicepresidentes, títeres liberales y conservadores, tuvieron la oportunidad de impulsar el progreso nacional con los IMPUESTOS QUE NUNCA DEJARON DE COBRAR, pero fueron ineptos (con alguna excepción).

Por algo no contaron con la bendición de Dios —que ve lo que hay en el corazón de los hombres— para mover la Historia.

Las carreteras que unen el Caribe Norte y el Caribe Sur con todo el país, y los puentes imponentes, como el de Wawa Boom, testifican que hay un Septiembre incesante de donde echar mano para cumplirle a Rubén su Nicaragua Grande.

Ahí están los nombres que hacen Historia: el presidente, Comandante Daniel Ortega y la escritora Rosario Murillo.

Y no es ninguna hipérbole de Salvador Fermín Chow, cuando el Caribe habla con su veraz testimonio, ante la República que eligió al presidente Ortega:

“Era una cosa que antes llevaba como una semana para venir a Managua, lodazal, pegaderos; ahora solo ocho horas de Bilwi a Managua, DESPUÉS DE MIL AÑOS. Solo el Frente Sandinista podía hacer esto. La Luz Eléctrica, el Agua, ahora están construyendo un nuevo Hospital en Bilwi. ¡Qué Alegría! ¡Solo el Frente puede hacer eso! ¡Venimos para quedarnos, Presidente!”.

III

Hay Septiembre de glorias

El 2 de septiembre de 1927El General Augusto César Sandino firma el Acta Constitutiva del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional.

55 años después, se decreta el Día del Ejército de Nicaragua.

2 de Septiembre 2023, un Ejército en esplendor institucional durante el Gobierno y Jefatura Suprema del presidente Daniel Ortega y el liderazgo de alturas sin precedente en la Historia Militar de Nicaragua, del Comandante en Jefe, General Julio César Avilés.

Sin rasos malvados, sin sargentones malencarados, sin oficiales de la muerte, sin coroneles de la rapiña, el maltrato y el estelionato.

Sin generales del asesinato ni del desguace del patrimonio castrence.

Sin Jefe Director de cuartelazos.

Ejército en ejercicio de Septiembre a prueba de Golpes de Estado.

Hay Septiembre de dolor

Del 5 de septiembre de 1960 data una imagen vívida de la tragedia de Nicaragua durante la noche terrible de los Somoza: la madre que llora ante el cuerpo todavía fresco del mártir Ayax Delgado.

Los que vieron esa fotografía, y los que en algún momento la vean por primera vez, deben saber que nunca la podrán borrar de la memoria.

¡Un peligro de apenas 18 añitos para los Somoza, y cumplidos en la cárcel! ¡Por Dios!

El dolor, el grito, las lágrimas de todas las madres de los héroes y mártires son los de doña Luz López Rivera.

Los Somoza le armaron un plan fuga, para asesinarlo.

Su cadáver lo fueron a tirar casi a las puertas de la casa de sus padres.

Y todavía hay almas inferiores que sueñan con el regreso de los Somoza.

Instalar de nuevo a la muerte en la Loma de Tiscapa.

Pero como en el tango de Carlitos, y en la Historia, 20 años no son nada…

Porque a 12 días que se cumpliera el vigésimo aniversario del martirio del jovencito que gritó: “¡Morir por la Patria es Vivir!”, el 17 de septiembre de 1980, Anastasio Somoza Debayle comprueba en Asunción, Paraguay, que esté donde esté un genocida, la sentencia de Jesucristo es irrevocable: “El que a hierro mata, a hierro muere”.

El notable historiador, Aldo Díaz Lacayo, (Gobernantes de Nicaragua, 1821-1979), al elaborar un perfil del hijo del fundador de la Dinastía, precisa:

“A la edad de veintinueve años recibió su bautizo de tiranía: su padre le dio mano libre para torturar y matar personalmente a los líderes del Movimiento de abril de 54, connotados dirigentes de la oposición, tanto del Partido Conservador como ex miembros de la Guardia Nacional… Entonces desarrolló una delirante psicosis de camisa ensangrentada que lo llevó de regreso a Estados Unidos para recibir tratamiento psiquiátrico. Los políticos de la época, incluidos liberales, afirmaban que Tachito nunca logró restablecer plenamente su equilibrio emocional”.

24 años antes de la muerte del último dictador, el 21 de septiembre de 1956, el Héroe Nacional Rigoberto López Pérez ajusticia al déspota Anastasio Somoza García, asesino del General Augusto César Sandino.

Fue una estaca bien clavada en el mero corazón de la oligarquía libero-vampira-conservadora.

Como ahora, las máscaras cayeron y quedó expuesto el profundísimo amor incondicional de la “oposición democrática” a Tacho.

Los Chamorro que se han creído la “conciencia nacional”, desde su partido impreso se declararon viudos oficialistas.

Nunca lloraron por nadie que no fueran los deudos propios, sus intereses y los Somoza.

Porque llorar por el somocismo es su leitmotiv.

Plañideros forever del Patio Trasero.

Por eso, los asesinados entre abril y julio de 2018 —valiosas vidas, torturadas, quemadas vivas, desmembradas, descuartizadas— con el dinero triangulado a manos llenas por estos instigadores profesionales del odio y la discordia, no merecieron más que el desprecio.

 

La sangre “azul”, los “tigres” de Michael Echanis, para alcanzar y retener el poder necesita beber la sangre roja del pueblo.

Solo sus muertos valen.

El resto no importa.

De más está decir que el establishment nunca perdonaría que los de cuna desconocida participaran en la Historia, menos que la aceleraran.

Estaban más que a gusto con los Somoza en una dilatada luna de miel, cuya satisfacción fuera del tálamo nupcial era gozar de las hieles del poder contra el pueblo.

Estaban en sintonía con el presidente del Estados Unidos —los nombres cambian, la congoja es la misma— al poner un desplegado por encima de la cabecera del rotativo, lema y directorio, en grandes caracteres, a ocho columnas y en mayúsculas: “PRESIDENTE EISENHOWER LAMENTA MUERTE DEL GENERAL A. SOMOZA”.

Dos años antes, Eisenhower fiel a los principios de su “democracia”, artilló a su coronel Castillo Armas para dar en Guatemala un golpe de Estado al Gobierno democrático de Jacobo Arbenz.

Por si fuera poco, expandieron en la misma portada, a seis columnas el titular dominante de su edición número 7396 del 30 de septiembre de 1956, y sin entrecomillar las palabras del sucesor, Coronel Luis Somoza. La familia Chamorro asume su juramentación como la suya, para corroborar su identificación plena: Prometo Ante Dios y la Patria Servir Dentro de Justicia y la Ley.

En un Editorial, disfrazado de “Nuestro pésame”, el diario de la élite al “Servicio de la Verdad y la Justicia del Somocismo”, lamentaba a llanto partido “el atentado” contra el padre de Anastasio Somoza Debayle:

Y así los Chamorro escribieron y describieron su lamentable papel periódico en la Historia de Nicaragua que ratificaron en 2018, con la primera plana de su hígado impreso de somocismo en modo son of a bitch, el preferido de Franklin D. Roosevelt.

“La Prensa, cuya dirección ha sido asumida por doña Margarita C. de Chamorro y por el ing. Luis G. Cardenal, y los miembros de la Redacción, Administración y Talleres, al mismo tiempo que CONDENAMOS EL ATENTADO contra la vida del Señor Presidente General Somoza, envían a la familia doliente su más sentido pésame.

“Para su señora madre doña Julia García viuda de Somoza, para la viuda SALVADORITA Debayle Somoza, para sus hijos, al Señor Presidente de la República, Ing. Y Coronel Luis Somoza Debayle y familia, para el Jefe Director de la Guardia Nacional, Coronel Anastasio Somoza Debayle y familia, para el Señor Embajador de Nicaragua en Washington, doctor Guillermo Sevilla Sacasa y su señora esposa doña Liliam Somoza de Sevilla S., y SUS TIERNOS HIJOS, para el Mayor José Somoza y señora, y para sus hermanos, Dr. Luis M. Debayle y familia, doctor Henry Debayle y familia…

“La Prensa ruega a Dios Nuestro Señor, que está encima de todo y de todos, que le conceda descanso eterno al Alma del Sr. Presidente muerto e ilumine la mente del Sr. Presidente Coronel Luis Somoza Debayle para que al asumir las riendas del poder nos lleve por el camino del orden, la Paz y la Constitucionalidad, para bien del país, tranquilidad de sus moradores y la Paz de la República”.

“Estamos en estado de emergencia en el que tanto el Supremo Gobierno como el Pueblo deben estar unidos para mantener la calma, el orden y la tranquilidad que tanto necesita Nicaragua.

“Domingo 30 de septiembre, Año José Dolores Estrada”.

Septiembre, ¿una casualidad?

1956 “Año José Dolores Estrada”, ¿otra “casualidad”?

Una piedra, del sargento Andrés acabó con el invasor.

Los fusiles de la guarnición comandada por el Coronel Estrada, en San Jacinto, derrotó a la falange de Byron Cole.

Y un poeta, cien años después, dio fin al tan lloriqueado como añorado filibustero caitudo.

Septiembre de las Dignas Banderas: Mes de la Causalidad.

Otras gracias posee también Septiembre, nombres de hombres y ciudades, campos y montañas.

Nombres queridos.

Héroes.

Luchadores formidables.

Forjadores de los indispensables amaneceres, y lugares de las batallas resplandecientes:

Bonifacio Montoya, Bernardino Díaz Ochoa, Ulises Tapia Roa, César Amador Molina, Juan Antonio Ríos “El Chapiollo”, Gustavo Adolfo Argüello, Tino Maldonado, Ernesto Castillo Salaverry, Israel Rodríguez, Fidel Aguilar…

Yaoska, La Tronquera, Kuskawás, León, Matagalpa, Masaya…

El 18 de septiembre de 1973 quedó grabado en sangre: Uno de los más duros reveses asestado por el somocismo al Frente Sandinista aconteció en Nandaime. Allí caen Juan José Quezada, Jonathan González, y dos miembros de la Dirección Nacional Histórica del FSLN: Ricardo Morales Avilés y Oscar Turcios.

El 9 de septiembre de 1975, defendiendo la retirada de otros guerrilleros, muere Jacinto Hernández.

El 13 de septiembre de 1975: queda en las montañas del norte, el miembro suplente de la Dirección Nacional del FSLN, Filemón Rivera.

Y a los 31 años, el guerrillero Edgar Munguía Álvarez firmó con el imperecedero Sello de San Jacinto, su Causa, que no era la liturgia de los bombos y platillos, desfiles, palillonas y cuadros gimnásticos. No, porque se trataba de la misma Causa de la Dignidad del General José Dolores Estrada, frente a los nuevos Filibusteros.

Con toda su juventud erguida como un pino de Matagalpa, Edgar demostró que la Hacienda paradigmática donde combatió Andrés Castro, 119 años después era la de siempre: hecha de ¡Patria Libre o Morir! aquel 14 de Septiembre de 1975.

Ellos, sembradores clandestinos de porvenires.

Tiempos de lucidez armada que se abrían paso en medio de la mediocridad y la estupidez institucionalizada.

Septiembre de las catacumbas…

De los grandes días de luz y guerrillas, cuando Septiembre solo alumbraba desde Algún Lugar de Nicaragua.

Hoy Septiembre es Nicaragua.

 

 

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