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  • 13 mayo, 2024

Militarismo imperial y puntos de conflicto – viejos patrones, nuevos contextos”


Por: Stephen Sefton, 12 de mayo 2024

Es notoria la hipocresía de las autoridades y medios estadounidenses cuando acusan a la República Popular China de ser expansionista con fines militares. Estados Unidos mantiene cientos de miles de efectivos de sus fuerzas armadas en Japón, Corea del Sur y Filipinas en más de cien bases militares a miles de kilómetros de su propio territorio. Alrededor del mundo Estados Unidos mantiene mucho más de ochocientos bases de un tipo u otro de sus fuerzas aéreas, su marina de guerra y su ejército. Este 9 de mayo en la novena Conferencia de Seguridad Hemisférica, la General Laura Richardson, jefa del Comando Sur estadounidense, en relación a América Latina y el Caribe. La General Richardson volvió a comentar sobre el tema de la supuesta amenaza de China en la región.

En las mejores tradiciones de la Doctrina Monroe, la General opinó, “Este es nuestro vecindario… es importante redoblar nuestros esfuerzos para enfrentar las amenazas… nuestra meta es que el sueño americano sea el sueño que todo el continente americano.” El ejemplo más claro de lo que quiere decir la General Richardson de su visión para América Latina y el Caribe se ve en Haití, sumergido en violencia y empobrecimiento durante décadas, resultado de las interminables intervenciones yanquis. De manera repetida en los últimos dos años, la General Richardson ha enfatizado la preocupación de Estados Unidos en relación al aumento de las relaciones entre América Latina y la República Popular China. Es que disminuye el control y acceso a los recursos naturales de la región para Estados Unidos.

Sin embargo, mientras China invierte en el desarrollo de los pueblos de la región, es Estados Unidos que aumenta su presencia militar en América Latina y el Caribe para amenazar la paz, con más de 70 bases militares en la región. En los últimos años sus fuerzas militares han aumentado su presencia en Ecuador y Perú. Ahora sigue su expansión ahora en Argentina, en adición a su permanente presencia en Colombia, en América Central y el Caribe, incluyendo su infame ocupación del territorio cubano en Guantanamo. Sus políticas agresivas siguen el patrón de su comportamiento histórico no solamente en América Latina y el Caribe, sino en todo el mundo en Asia, África y la región del Pacífico.

Desde el Tratado de Wangxia con China en 1844 y la visita a Japón de Comodoro Perry en 1853, Estados Unidos ha estado interviniendo en Asia para ampliar su comercio internacional e imponer su poder marítimo en el Pacífico. Desde inicios del Siglo 20 adoptó la doctrina del Almirante Alfred Mahan quien argumentó que, por motivos económicos, Estados Unidos tenía que ser un poder mundial y tenía que garantizar su poder global por medio del control de los océanos. Esta doctrina sigue siendo central a la estrategia geopolítica global de Estados Unidos. Sin embargo, aunque Estados Unidos tiene por mucho el presupuesto militar más grande del mundo, su capacidad industrial y tecnológica es cada vez menos adecuada para permitirlo competir con la Federación Rusa o la República Popular China.

Por ejemplo, en Estados Unidos hay solamente 4 astilleros navales capaces de construir barcos de guerra y solamente 17 diques secos para el mantenimiento naval. China tiene más de veinte astilleros y 140 diques secos.  Aunque los objetivos de la política exterior norteamericana siguen siendo los mismos previstos por el Almirante Mahan, las élites norteamericanas prefieren evitar la intervención directa militar. Si deciden que una intervención militar directa es necesaria, intentan hacerlo en conjunto con sus gobiernos aliados de la OTAN, como hacían en Irak y Afganistán , o por medio de fuerzas peones como en el caso de sus agresiones contra Siria, Ucrania y Palestina. De todas maneras las ganancias para las grandes corporaciones de armamentos siguen siendo tremendas, con o sin una intervención directa de parte de las fuerzas armadas estadounidenses.

En 1951, el General MacArthur, quien lideró la derrota del imperio japonés en el Pacífico en la Segunda Guerra Mundial, explicó claramente lo que implica en Asia la doctrina del Almirante Mahan. MacArthur dijo que Estados Unidos dominaba las costas asiáticas en el Pacífico”por medio de una cadena de islas… controlada por nosotros y nuestros aliados. Desde esta cadena podemos dominar por medio de nuestro poderío militar aérea y marina cada puerto de la región asiática desde Vladivostok hacia Singapur”. Esta doctrina sigue vigente pero el contexto internacional es muy diferente especialmente en términos de la tecnología militar. Por ejemplo, la capacidad naval de Irán y la tecnología de misiles de países como Irán y Yemen desafían el control de Estados Unido y sus aliados del Golfo Pérsico, del Mar Arábigo y del Mar Rojo.

Otro de los elementos claves la doctrina estratégica elaborado por Alfred Mahan fue su convicción que Estados Unidos iba a tener que trabajar en conjunto con Gran Bretaña, Alemania y Japón para impedir que Rusia logra unirse con China. Mahan fue presciente. El poder naval heredado por Rusia de la Unión Soviética, ahora se ha modernizado con tecnología de punta más avanzada que la de Estados Unidos y sus aliados Se combina con el gran y creciente desarrollo naval de China para limitar cada vez más a Estados Unidos su antigua libertad de acción en los mares alrededor de la masa continental eurasiática, desde el Ártico hacia el Golfo Pérsico.

En el Mar Mediterráneo la presencia naval en Siria de la Federación Rusa compita activamente con las fuerzas navales de los países de la OTAN. Además, la incuestionable superioridad de su tecnología de misiles quiere decir que la Federación Rusa puede proyectar su poderío naval y aéreo desde el Mar Negro, sin tener que entrar al Mar Mediterráneo. Por su parte, las fuerzas armadas de la República Popular China se enfocan en desarrollar progresivamente su capacidad de proteger la dimensión marítima de la seguridad nacional. Este capacidad defensiva es especialmente importante en el Mar Meridional China y para proteger las rutas comerciales marítimas que forman parte de la Iniciativa de la Franja y Ruta promovido por la República Popular China.

Cuando la General Richardson habló de la amenaza de China para Estados Unidos en América Latina y el Caribe, ella mencionó explícitamente su preocupación que el desarrollo por China de la capacidad portuaria comercial en la región podría ser aprovechado por las fuerzas navales de China. A nivel mundial, Estados Unidos y sus aliados actúan ahora para bloquear o reducir la inversión china en puertos en Norte America, Europa y otras regiones del mundo. Por ejemplo, presionó al gobierno de Croacia a cancelar un acuerdo con China para desarrollar el puerto de Rijeka en el Mar Adriático. De hecho, la realidad es que Estados Unidos ya no tiene la capacidad para competir con China en términos comerciales.

Siete de los puertos más importantes del mundo están en China, incluyendo Shanghai, Shenzhen, Ningbo-Zhoushan, Guangzhou, and Tianjin. En Europa empresas estatales o privadas chinas controlan los importantes puertos de Felixstowe en Inglaterra, Zebrugge en Bélgica  y Piraeus en Grecia. Tienen importantes inversiones en Antwerp en Bélgica, Marsella en Francia, Rotterdam en Holanda, Vado Ligure en Italia, Bilbao y Valencia  en España y Hamburgo en Alemania. En África, China tiene una base naval en Djibouti e importantes puertos comerciales en Angola, Camerún, Republica Democrático del Congo, Costa Marfil, Egipto, Ghana, Guinea Ecuatorial, Kenia, Mauritania, Mozambique, Namibia, Nigeria, Tanzania y Togo. En América Latina, las inversiones portuarias más importantes de China, para el momento, son el puerto de Chancay en Perú y el segundo puerto más importante de Brasil, Paranagua, mientras tiene inversiones menores en puertos de México, Chile y Ecuador.

Este es un aspecto fundamental del contexto mundial en que los puntos de conflicto se definen en relación a la incapacidad de las élites norteamericanas y europeas de competir económicamente con China y Rusia. Las élite occidentales han usado la guerra de la OTAN contra Rusia en Ucrania para hacer a Europa una región dependiente de Estados Unidos por cortar las relaciones energéticas, comerciales y financieras que Europa tenía con Rusia. De igual manera Estados Unidos fomenta y promueve conflictos en Asia para contener a China por medio de las fuerzas insurgentes en Myanmar, la provincia china rebelde de Taiwan y el gobierno vendepatria de Filipinas.

Estados Unidos y sus aliados promueven ataques terroristas contra proyectos financiados por China en Pakistán y apoya los terroristas uighurs del Movimiento Islámico del Turkestán Oriental que quieren desestabilizar la región autónoma china de Xinjiang. En Siria, miles de efectivos uighurs combatieron con los grupos terroristas que atacaban a la población civil de Siria con el abierto apoyo de Estados Unidos y sus aliados. En Palestina, Estados Unidos apoya las genocidas fuerzas armadas sionistas para intentar vencer el eje de resistencia que apoya al pueblo palestino y su derecho a las tierras de su Patria.

Hay muchos ejemplos de cómo Estados Unidos ha usado y sigue usando fuerzas indirectas, incluyendo fuerzas terroristas, como hace 40 años, la Contra en Nicaragua, Renamo en Mozambique y Unita en Angola para lograr sus objetivos militares. Contra Rusia, prefiere combatir hasta el último soldado ucraniano o, contra China, hasta el último soldado taiwanés, antes de correr el riesgo de otra humillante y sangrienta derrota como sufrió en Vietnam. Cuando no puede lograr sus objetivos políticos por medio de algún golpe suave en combinación con medidas económicas coercitivas unilaterales, entonces moviliza sus recursos militares y aumenta el ritmo de la guerra psicológica y diplomática.

En América Latina, esta es la realidad se desarrolla en relación a la disputa territorial en la Guayana Esequibo donde las élites estadounidenses quieren controlar los enormes reservas de hidrocarburos y otros abundantes recursos naturales en la región. En esta semana, las fuerzas armadas venezolanas tenían que activarse en la zona en respuesta a incursiones de aviones militares estadounidenses en el espacio aéreo sobre Guyana. El gobierno de Guyana se ha prestado para ampliar las existentes agresiones norteamericanas contra la Venezuela bolivariana a la dimensión militar. El Presidente Maduro reporta que la inteligencia militar venezolana ha detectado 12 bases secretas de la CIA y 14 bases del Comando Sur en el territorio del Esequibo en flagrante violación del compromiso de Guyana a una resolución pacífica, negociada de la disputa.

Sin sufrir grandes pérdidas, Estados Unidos no es incapaz de enfrentar militarmente a Rusia o China ni tampoco a la República Islámica de Irán. Sin embargo parece que sus élites creen que pueden imponerse sin mayores problemas en lo que la General Richardson llama “nuestro vecindario”, igual que hacían en los primeros décadas del Siglo 20, hasta su derrota por nuestro General Sandino y el Ejercito Defensor de la Soberanía Nacional en Nicaragua en 1933. Ahora con el apoyo de los gobiernos de Brasil, Colombia, Ecuador, Perú, Paraguay y Argentina, Estados Unidos ha insinuado sus fuerzas militares en las zonas claves del continente para amenazar las inversiones chinas dirigidas al desarrollo económico de la región y sus pueblos.

Es el mismo viejo patrón neocolonial de los últimos cien años pero en un contexto en que los poderes del mundo mayoritario ahora tienen no solamente la ventaja económica y comercial, sino también la superioridad tecnológica. Esto explica la histeria y la alarma entre representantes de la cúpula militar estadounidense como la General Laura Richardson. Ellos saben que el tiempo se agota para Estados Unidos. Ya no puede sostener sus aspiraciones a nivel mundial y entonces se repliega hacia América Latina y el Caribe. Esperan posponer el inevitable desenlace de un mundo más democrático volviendo a las estrategias exitosas de hace cien años en un contexto internacional totalmente cambiado que las condena al fracaso.

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