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  • 25 agosto, 2021

¿Qué representa el oposicionismo?


Por: Moisés Absalón Pastora.

En toda sociedad lo que centra la atención de quienes pretenden ser parte de ella lo que determina el éxito es el producto que se quiera vender y si este es malo ni a la fuerza entra. En ese sentido el valor político, con las distancias que tiene respecto a una prenda o cualquier cosa que sea comercial, lo determinan los individuos por lo que son o puedan representar y por supuesto el mensaje que estos sean capaces de trasladar.

Cuando el individuo, interesado en su bienestar o en el de los suyos, hace una evaluación sobre sus conveniencias a la hora de decidir electoralmente, piensa en la seriedad de las ofertas, piensa en lo que le están vendiendo y lo que puede llegar a comprar, analiza la calidad y durabilidad del producto y por supuesto considera la reputación y tradición de las marcas, máxime cuando el bien a adquirir es para la casa grande que es la patria, la que no es de nadie, pero es de todos.

En Nicaragua la lista de partidos políticos y movimientos aspirantes a ser partidos políticos es enorme y para la casi totalidad de ellos, su existencia, no la estimula la toma del poder para ejecutar algún programa de gobierno, sino la de alcanzar algunas migajas de protagonismo a través de alianzas de personas que se venden como líderes, pero que en la práctica no llegan a alcanzar nunca la condición ni de cascarones de huevos vacíos.

Aquí en Nicaragua hay quienes diciendo cualquier cosa, aunque la realidad siempre termine volteándoles la cara de tantas mentiras que repiten, afirman que nuestro Consejo Supremo Electoral, limita el derecho político de los ciudadanos a formar partidos políticos, pero cuando uno hace la revisión es fácil determinar que aquí existen más siglas, que dicen ser partidos políticos, que en muchas partes de américa latina y cuando los exploramos nos damos cuenta que son partidos de sofá donde tres son una multitud representada por rostros arrugados que se anclaron en la presidencia de la sigla para violentar una y otra vez sus propios estatutos, los que siempre resultan acomodados a la medida de quien los interpreta para sí.

Lo más deplorable de estas siglas, que estafan diciéndose ser partidos aglutinantes en el caso de los que tienen personalidad jurídica, es que muchos de ellos se han fragmentado en tres y hasta en hasta cuatro tucos y sus problemas o litis legales siempre han estado y siguen estando sobre el escritorio del Consejo Supremo Electoral que engorrosamente tiene que tramitar esos pleitos que derivan de nimiedades, propias solo de miserias humanas, que pelean no porque representen a nadie, ni las asistentes del hogar les apoyan, sino porque la sigla que disputan es un negocio para alcanzar un probable escaño en la Asamblea Nacional, pero jamás la Presidencia de la República porque competir con el FSLN no está en el radar de ninguna de ellas y no porque no quieran sino porque no pueden.

Pero estos individuos también lo hacen para poder figurar mediáticamente, para aparecer en una papeleta electoral como candidatos a la presidencia, pero no porque puedan llegar a serlo, sino para enmarcarla en un inmenso cuadro en la oficina y auto engañarse con el cuento de que alguna vez ellos fueron candidatos a la presidencia y conozco a muchos de esos cándidos que suspiraron con verse como presidentes, pero con el mal sano objetivo de echarse a la bolsa millones y millones de córdobas en tanto existió aquella absurda modalidad que el presupuesto general de la república le concedía a esas siglas billetales por adelantado y a la hora de rendir cuentas mostraban cualquier factura de librería barata y si no podían rendir cuentas te salían con la historia que tras haber cambiado el cheque que habían recibido del estado, los habían asaltado saliendo del banco y si quedaban debiendo pues entonces que se los cobraran por la vía del canje publicitario como hizo aquí un conocido radiodifusor.

Ahora bien la verdadera tragedia de estos partidos en el oposicionismo ya no son sus actos, que en cualquier otro país son delitos penados y sancionados por la ley, sino lo que representan sus falsos líderes y es cuando uno entiende con más luz porqué cada una de las encuestas que aquí se han realizado, incluso las que a escondidas manda a hacer la Casa Blanca, te dicen, en diferentes momentos de la fotografía, que es el Frente Sandinista de Liberación Nacional quien ganaría las elecciones si estas fueran hoy.

El oposicionismo en Nicaragua da pena. Está lleno de gente falsa, de estafadores, de vividores. Son buitres que sobrevuelan para ver qué podredumbre se disputa la misma zopilotera. Siempre andan tras el hedor de la carroña porque les gusta lo sucio, son como las moscas se paran en cualquier estercolero y después con las patas embarradas se posan en lo limpio para infectarlo y para enfermar a los que estamos sanos porque ese es el nivel de su envidia y perversidad.

Cada día que pasa me asombro más y más por la degradación en la que incurren estos líderes de barro hechos en la Paz Centro. Es increíble y vergonzoso que no exista en ese club tan reducido de miserias humanas la más mínima capacidad, aun juntándose todos los archipiélagos que los distancian, de parir una sola idea que represente para el nicaragüense, que sabe lo que son las conveniencias, aunque sea un miligramo de inteligencia y de materia gris en ese cráneo vacío que a algunos solo les sirve para el pelo teñido porque hay otros que por dinosaurios, aunque vivan hablando hipócritamente de los relevos generacionales, están más pelones que una bola de billar.

Búsquenme por favor en ese oposicionismo a alguien que valga la pena para tenerlo como un posible presidente. Menciónenme a alguien que pueda ser visto con seriedad para gobernar este país que no se haya lucido antes como destructor del mismo. Me gustaría conocer de una sola persona, aunque sea una, con la suficiente solvencia moral que me calle tanto el pico que no pueda sacarle su respectivo expediente como corrupto, como terrorista, como mentiroso, como oportunista y como vulgar.

Los “cerebros intelectuales” del oposicionismo son el sinónimo del fracaso y la ignorancia, son una tragicomedia que no pega una y por no poder entonces recurren a la más baja representación de lo que en realidad son y saben cuáles son sus mejores valores la Lady Vulgaraza, el Reynaldo Ruiz, el Elifeo Nuñez, esos que agarran a cada rato en Costa Rica con drogas, armas y billetes y ahora, el colmo de los colmos, es que se les suma aquel a quien algunos ya le decían “el candidato” y después resultó ser un pinche y ordinario “tope” compra campanas que además está guardado e investigado bajo la Ley 1055 que castiga la traición a la patria. Dios libre a Nicaragua de la loca, absurda y remota idea de que el oposicionismo retome el poder. El país entero caería en picada.

El enorme pacto social que con tanta voluntad hemos logrado desaparecería y las oligarquías llegarían a romper las bóvedas de nuestros tesoros para saquearlos y robarlos y otra vez la nación entera volvería a las épocas de las cavernas y los señores feudales otra vez nos volverían a arremangar la vida al estilo de quien en vida fuera el tristemente célebre de Enrique Bolaños Gueyer.

Las elecciones en Nicaragua están a la vuelta de la esquina y el oposicionismo ya sabe lo que le espera en noviembre del 2021. Esos fracasados no representan a nadie, no tienen organización, están divididos, no tienen programa, no tienen santo que se ponga al frente de la procesión ni feligreses que sigan al santo. A lo mejor podrán tener el frustrado apoyo del imperio que se sabe estafado porque la millonada que destinó para sus lacayos fueron a parar a las cuentas personales de sus marionetas, pero eso no les beneficia en nada, por el contrario el apoyo imperial solo les representa más paladas de tierra para su sepultura porque los nicaragüenses amamos ser nosotros, expresarnos de la forma que lo hacemos, sentirnos dueños de nuestra nación y jamás lamer la bota de ningún extranjero que se crea nuestro dueño.

En este país en realidad solo existe un solo y verdadero partido político y ese es el Frente Sandinista de Liberación Nacional y lo demás es la mentira más grande que pueda haber en Nicaragua. El FSLN es sinónimo de un partido nacido desde la autenticidad de su historia, de sus batallas perdidas transformadas en victorias porque eran la razón contra la más brutal dictadura y dinastía que américa conoció, de sus héroes, de sus mártires y el único capaz de haber hecho de sus errores una reflexión profunda para no volverlos a repetir.

El FSLN como nunca antes en toda la historia de Nicaragua, desde una verdadera revolución en paz que suma y multiplica voluntades, logró dar tanto a sus ciudadanos en tiempos de vacas gordas y en tiempos de vacas flacas que hoy sigue adelante haciendo sin prometer, convenciendo con sus obras que el proceso que encabeza es por el desarrollo y por futuro y reafirmando que con esas cartas vencerá el 7 de noviembre a los que todos los días insisten en destruir un país que como el nuestro jamás mereció tener a los tristemente célebres oposicionistas que seguirán reducidos a la pinche y miserable condición de miserias humanas.

QUE DIOS BENDIGA A NICARAGUA.

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